Una mañana Juan Pérez despertó de un largo y profundo sueño. Vaya la sorpresa se vio al espejo transformado en una cochina rata.
De la impresión se echó a la cama nuevamente boca abajo y su cabeza al borde, sus patas peludas temblaban sin cesar además de la terrible comezón que sentía en todo su cuerpo lleno de bichos y parásitos que le carcomían su peluda y mal oliente piel.
En su mente se preguntaba el porqué de su metamorfosis y se hacía estas preguntas: ¿Qué me ha ocurrido? ¿Será un mal sueño?
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